La ampliación es un paso adelante, lógico para Europa 

Este mes conmemoramos el vigésimo aniversario de la gran ampliación de la UE. Fue en mayo de 2004 cuando la ciudadanía de Chequia, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta y Polonia pasó a formar parte de la UE. No resultó fácil, pues —como es sabido— el proceso de adhesión a la UE es arduo y lento. Sin embargo, veinte años después podemos decir que la ampliación de 2004 resultó un éxito. 

Aparte de convertir la UE en uno de los mayores mercados únicos del mundo, la ampliación suscitó la creación de veintiséis millones de nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, el éxito no puede medirse únicamente por sus beneficios económicos. La ampliación condujo finalmente a la apertura de las fronteras, lo cual otorgó a millones de personas libertad para viajar, trabajar y vivir en cualquier lugar de la UE. Lo que anteriormente había sido un privilegio para algunos se convirtió en un derecho para todos. Hasta la fecha, más de 2,7 millones de estudiantes de los diez nuevos Estados miembros han participado en un programa de intercambio Erasmus+. La UE ampliada brindó a todos igualdad de oportunidades para prosperar. 

El éxito no significa que no haya lecciones que extraer. Fue la primera ampliación de este tipo y magnitud, y sin duda en muchos ámbitos la UE podría y debería alcanzar mejores resultados. En primer lugar, la UE debe empezar a integrar lo antes posible a los países candidatos en sus iniciativas. La integración progresiva no suplanta la adhesión efectiva, pero es una manera de que las distintas partes construyan una base sólida aprendiendo unas de otras, intercambiando experiencias y compartiendo puntos de vista. Se trata de una forma de establecer conexiones humanas y de cultivar un verdadero espíritu europeo. 

En segundo lugar, los principios clave de la UE de democracia y Estado de Derecho, así como los derechos y libertades fundamentales, son innegociables y no pueden pasarse por alto. Si bien el manual para la adhesión a la UE contiene criterios claros en relación con sus «fundamentos», hay algunos aspectos que van más allá de cualquier vademécum. Como casa de la sociedad civil, el CESE considera que una sociedad civil dinámica y un diálogo social sólido son ingredientes clave para el buen funcionamiento de las democracias. La integración gradual de la sociedad civil de los países candidatos en la UE les permitirá llegar lo más fortalecida posible al momento de la adhesión. Esta es la razón de ser de la iniciativa emprendida por el CESE para integrar a los países candidatos a la adhesión a la UE. Los «miembros de un país candidato a la adhesión» están trabajando ya con los miembros del CESE y han empezado a elaborar dictámenes sobre temas especialmente pertinentes para futuras rondas de ampliación. 

Por ello, los miembros del CESE también debatirán sobre el vigésimo aniversario de la ampliación de la UE en su pleno de mayo y harán balance del pasado mientras aguardan con interés un futuro común que deberá materializarse en una UE más resiliente, democrática y unida.

Oliver Röpke 

Presidente del CESE