Por Cillian Lohan 

La circulación de personas en el territorio de la UE ha aportado múltiples beneficios a todas las partes implicadas. La libre circulación de las personas jóvenes ha sido especialmente importante, puesto que les ha posibilitado sumergirse en diferentes culturas dentro de Europa y experimentar el modo de vida de otros países europeos. También les ha permitido darse cuenta de que tenemos mucho en común. Visitar otro país para trabajar o estudiar nos ayuda a todos a tomar conciencia de nuestra humanidad común. Independientemente de cuáles sean nuestra lengua, nuestra dieta o nuestro clima, compartimos muchas cosas: relaciones con familia y amistades, esperanzas y luchas, retos y oportunidades. 

Son estos intercambios entre países los que crean una sociedad de adultos solidarios que muestran comprensión por los demás. Hemos dejado de ver a nuestros vecinos y vecinas europeos como extraños: ahora los consideramos amigos. 

No debemos subestimar el papel que esto desempeña para mantener la paz y la estabilidad en nuestro continente. La circulación de los jóvenes constituye la piedra angular en la que se apoyan la cooperación y la colaboración actuales.

Estas reflexiones fueron las me llevaron a proponer un Dictamen de iniciativa sobre la movilidad de los jóvenes y las relaciones entre la juventud en la UE posterior al Brexit. En colaboración con mis colegas, el personal y los miembros, hemos celebrado amplias consultas con los grupos interesados, en las que participaron representantes de la UE y del Reino Unido; las reuniones se celebraron en línea y en persona, se difundieron encuestas y se intercambiaron correos electrónicos. Nuestro trabajo recibió el apoyo decidido en el pleno del CESE, con una cantidad abrumadora de votos a favor. 

Las instituciones europeas respondieron presentando una amplia oferta de mejores planes de movilidad para jóvenes entre el Reino Unido y la UE. La primera reacción por parte del Reino Unido ha sido de rechazo, pero seguiremos trabajando para demostrar las ventajas que supondría esta movilidad para todas las partes.

Cabe destacar que no son solo los estudiantes universitarios o los que cursan estudios a tiempo completo quienes se benefician de programas como Erasmus+ o de los fondos de Europa Creativa. Este tipo de iniciativas de la UE permiten a los jóvenes de cualquier extracción social acceder a programas de intercambio y experiencias en los que, de otro modo, sería difícil participar.

Se ha realizado un cálculo «aséptico» de los costes y la rentabilidad financiera que implican, aunque esto es obviamente solo uno de los aspectos de su valor. El valor real de la movilidad y los intercambios radica en las experiencias y el entendimiento compartidos. Un continente dinámico y multicultural requiere que las personas interactúen y circulen libremente. En el CESE vamos a continuar ejerciendo presión para lograr esto. A fin de poner en práctica lo que predicamos y para dar ejemplo, seguimos trabajando con la sociedad civil del Reino Unido. 

Hemos firmado un memorando de entendimiento con la Civil Society Alliance UK y otro más específico con SAFE en Escocia (con la colaboración de la antigua miembro del CESE, Irene Oldfather). Daremos continuidad y consolidaremos esta labor. El sector de la juventud ha demostrado liderazgo en tiempos turbulentos, sobre todo en el ámbito de la acción por el clima. Cooperemos a nivel institucional para dotar a los jóvenes de todas las herramientas que necesiten para dar mayor repercusión a su trabajo y aprovechemos el poder de la juventud a fin de contribuir a un futuro más prometedor para todo el mundo.