por Willem Vriesendorp

La sostenibilidad solo puede ser viable si es fruto de un proceso democrático. El hecho de que cada año se reúnan las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) es positivo. La Conferencia de las Partes (COP) es un diálogo sumamente necesario y demuestra que creemos en una solución democrática de este problema.

Vemos que una cuestión que a menudo se pasa por alto en el debate sobre la sostenibilidad es el tiempo. Creo que se puede afirmar que nadie está en contra de la sostenibilidad medioambiental; ahora bien, existen diferencias en cuanto al nivel de ambición sobre el tiempo necesario para alcanzar determinados umbrales y objetivos. La COP debería ser un acelerador de ese proceso, pero también puede tener el efecto contrario si solo sirve como «tertulia» centrada en abordar los síntomas y no la raíz del problema, porque entonces su efecto será negativo y equivaldrá a un ecopostureo.

De cara a la COP28, nos gustaría que de ella salieran tres cosas. En primer lugar, un plan de acción concreto que ponga fin a las inversiones en nuevas energías de origen fósil y elimine rápidamente las fuentes existentes de este tipo de energía. En segundo lugar, un acuerdo sobre pérdidas y daños. No cabe duda de que las espaldas más anchas deben soportar las cargas más pesadas —sobre todo teniendo en cuenta que Occidente ha monetizado los bienes públicos en beneficio privado durante siglos—, por lo que necesitamos un acuerdo sobre pérdidas y daños. Eso solo puede ocurrir si el Norte Global acepta pagar. En tercer lugar, una profunda revisión de los mercados y sistemas mundiales de capital. Tenemos que poner precio a las externalidades medioambientales y a la contaminación, de manera que resulte más difícil financiar proyectos contaminantes.

Esta COP será especialmente interesante porque en ella se mostrarán los resultados del primer balance mundial. Huelga decir que vamos por muy mal camino. El sábado pasado, por primera vez en la historia, la temperatura media mundial superó los +2°C de calentamiento. Apenas se le dio importancia a este hecho. Es necesario actuar de inmediato. Esto significa que la Presidencia de la COP28 tendrá que desempeñar un papel para el que serán precisas una autodisciplina y una previsión extremadas, porque lo que debe hacer es comparable a que la mejor hamburguesería de la ciudad abogara por prohibir la venta de hamburguesas y propugnara una ley que solo permitiera las hamburguesas vegetales.  

No se me ocurren muchos ejemplos de liderazgo humilde ni de científicos del comportamiento como Daniel Kahneman, que nos dice que tal autodisciplina y previsión son sumamente raras y casi imposibles de encontrar en una persona.

Por eso necesitamos crear presión externa, y ahí es donde las organizaciones de la sociedad civil son clave. También creemos que los pioneros de la sostenibilidad, es decir, las empresas que ya van más allá de las normas medioambientales actuales, tienen un papel muy importante que desempeñar. Necesitamos cerciorarnos de que hablen claro y muestren a los negociadores que la sostenibilidad ofrece un argumento aceptable para las empresas. Y de que no se trata tan solo de un argumento que nos acerca a nuestros objetivos climáticos y medioambientales, sino que además representa una oportunidad de negocio.

En #SustainablePublicAffairs, esto es precisamente lo que hacemos: somos la primera agencia de asuntos públicos de su clase que solo trabaja en casos que tienen un impacto positivo en el medio ambiente. Nuestra misión es hacer que la actuación de los pioneros de la sostenibilidad sea la norma, abogando por elevar el listón de las políticas medioambientales.

Invitamos a todo el sector de los servicios profesionales a desempeñar un papel más positivo y concienciado. En la actualidad, la mayoría de las consultorías (de estrategia), empresas de auditoría, bufetes de abogados, asesores de comunicación, asesores de relaciones públicas y similares se dedican en cuerpo y alma a trabajar en casos que desvirtúan el Acuerdo de París. Creemos que es muy importante que estas industrias habilitadoras adopten una postura y elijan para quién trabajan: nadie debería desempeñar como «persona jurídica» una labor que impulse causas que, como «persona física», no desearía que prosperasen.

Creemos que si los pioneros de la sostenibilidad y el sector de los servicios profesionales se hacen oír, la Presidencia de la COP28 se dará cuenta de que la sostenibilidad es un buen negocio, el negocio del futuro. Ahora es el momento de actuar, y debemos adoptar cuantas medidas resulten necesarias lo antes posible. Hace tiempo que no podemos permitirnos el lujo de hacer pronósticos mirando al futuro. Tenemos que empezar a hacer previsiones retrospectivas, partiendo de dónde queremos que esté el mundo en 2050, y esto, por desgracia, significa que debemos anticipar algunas de las medidas más dolorosas.

Solo podemos hacerlo unidos.

Este artículo se finalizó antes de la conclusión de la COP28.